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Las naciones no mejoran variando su forma de Gobierno, sino cambiando el modo de ser de sus ciudadanos. Apréndalo y téngalo presente quien lo ignore en España.

Sobre el tratamiento que por cortesía merecen algunas señoras

 

Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón.

El escritor y periodista aragonés don Braulio Foz y Burges (1791 – 1865) tiene la mejor colección de improperios que pueden ser lanzados a una señora; en el Libro II, capítulo X, de su impagable Vida de Pedro Saputo.

Se quedó en setenta y nueve; aquí la compartimos, para que usted enriquezca su vocabulario y se quede callado: 

 

«-Vaya con Dios la ella, piltrafa pringada, zurrapa, vomitada, albarda arrastrada, tía cortona, tía cachinga, tía juruga, tía chamusca, pingajo, estropajo, zarandajo, trapajo, ranacuajo, zancajo, espantajo, escobajo, escarabajo, gargajo, mocajo, piel de zorra, fuina, cagachurre, mocarra, ¡pum, pum!, callosa, cazcarrosa, chinchosa, mocosa, legañosa, estoposa, mohosa, sebosa, muermosa, asquerosa, ojisucia, podrida, culiparda, hedionda, picuda, getuda, greñuda, juanetuda, patuda, hocicuda, lanuda, zancuda, diabla, pincha tripas, fogón apagado, caldero abollado, to-to-to-ottorrrrrr…, culona, cagona, zullona, moscona, trotona, ratona, chochona, garrullona, sopona, tostona, chanflona, gata chamuscada, perra parida, morcón reventado, trasgo del barrio, tarasca, estafermo, pendón de Zugarramurdi, chirigaita, ladilla, berruga, caparra, sapo revolcado, jimia escaldada, cantonera, mochilera, cerrera, capagallos… “

 

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Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará en ella preso. Proverbios 7:21
 



 
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