UNA HISTORIA DE CABALLOS
· El Coronel Jefe de un Regimiento de Caballería recibe un oficio con el que se le comunica que por fin llegan los caballos que había solicitado para completar la plantilla militar reglamentaria del regimiento.
· Al cabo de cinco días, se encontraba en el patio de cuadras para presenciar la llegada de los equinos y encargarse personalmente de la distribución de los mismos, pues desconfiaba del Capitán a cuyo Escuadrón estaban destinados. Tras larga espera, aparecieron un total de 28 equinos.
· Consciente del problema que suponía tan elevada cifra, solicita información del número de caballerizas disponibles para el alojamiento.
· El Sargento de Cuadras acude presto a la llamada de su Coronel y, con el profundo conocimiento de las instalaciones del Regimiento que siempre le había caracterizado, no duda en contestar que es 7 el número de habitáculos disponible.
Con estos datos en su poder, y advirtiendo que no se procediera a la distribución hasta que su orden personal se hiciese pública, el Coronel se dispone a resolver el problema mirando fijamente a las crines tordas de la yegua del General D. Valentín Ferraz (1792 - 1866, regenerador de la Caballería española) en el retrato ecuestre del fondo de su despacho, crines que le inspiraron para los siguientes razonamientos:
"Dividiré el número total de caballos entre el de cuadras y le daré el problema resuelto al Capitán del Escuadrón, puesto que él no sabe dividir.
De tal forma que para dividir 28 caballos entre 7 cuadras...
28 : 7
1 1
... 8 entre 7 es 1 y me sobra 1
Tras el primer paso continuó la división:
28 : 7
21 13
...ahora bajo el 2 y tengo 21, que entre 7 son justo 3, es decir 13 caballos por cuadra."
· Orgulloso el Coronel del resultado de sus disquisiciones, llama al Capitán y se lo comunica para que dé las órdenes oportunas para la distribución.
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· No menos receloso este Capitán de lo que podía serlo el Coronel y conociendo además su propia habilidad para las multiplicaciones, procedió a comprobar la operación de la forma que sigue:
"La única forma de verificar el resultado es multiplicar trece por siete, para ver si realmente son 28".
En estos términos su proceso mental fue este:
"Para multiplicar 13 por 7
...7 x 3 son 21...
...7 x 1 es 7...
por lo que sumando tenemos 28"
· Gran sorpresa fue la suya al comprobar la exactitud de sus cálculos.
· Sin mayor demora, el Capitán traspasó la orden al Sargento de Cuadras para su inmediata ejecución.
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· El Sargento de Cuadras, que unía a su vasta experiencia la maestría autodidacta en el arte de la suma, no quiso ser menos en el arte de las comprobaciones para asegurar la correcta ubicación de los semovientes, para lo cual tomó papel y lápiz y escribió, a la vez que discurría:
3+3 = 6
y 3 = 9
y 3 = 12
y 3 = 15
y 3 = 18
y 3 = 21
anotó el 21 y siguió sumando:
Uno y uno dos, y uno tres y uno cuatro y uno cinco y uno seis y uno siete."
Anotó 7 al lado de 21
"...y puesto que 21 y 7 son 28, procederé a repartir los caballos..."
· Resuelta su duda, razonable por otra parte y tranquila su conciencia tras el esfuerzo mental dio la orden al Cabo de Cuadras, último eslabón, aunque no menos importante de la cadena de mando, y brazo ejecutor en sí mismo de las órdenes e instrucciones.
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· El Cabo de Cuadras, ante la difícil tesitura de colocar 13 caballos por cuadra, decidió asimismo servirse del papel y el lápiz como inestimable ayuda para resolver el problema, plasmando de esta manera lo que su ágil mente de jinete le dictaba:
"Si tengo que colocar 13 caballos por cuadra, lo mejor será..."
1 ...uno delante...
3 ...y tres detrás..."
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