Los asistentes

 Un ASISTENTE era un soldado empleado en el servicio doméstico de los oficiales, para su asistencia particular.

 


El encargo de un teniente de la guarnición de Madrid a su soldado asistente.

Un relato de ‘Melitón González’, publicado antes del desastre de 1898

 


- Vas a la calle del Pez, entrando a mano izquierda, una casa pintada de azul claro que tiene un farol de colores en la puerta. No sé en qué piso vive un señor … un tal … no recuerdo el apellido, pero es asturiano y ha venido hace pocos días de Filipinas. Tú preguntas por allí. Le entregas esta tarjeta, y el te dará una carta que llevarás a la calle de Argensola, número siete triplicado, principal, puerta del centro; allí preguntas por doña Enriqueta Pacotilla y le entregas la carta; doña Enriqueta te dará una llave con la que irás a casa, y abres una cajita de nogal que tengo en la maleta; dentro encontrarás una libranza de giro mutuo, que irás a cobrar enseguida. Con las cincuenta pesetas que te darán va a casa del sastre que vive en Puerta de Moros, una tienda que tiene unos soldados pintados en las puertas, le das cuatro duros a cuenta y recoges el recibo; luego vas al Teatro Lara y compras dos butacas de la fila sexta impares para la tercera función de esta noche. Compras luego una vara de nardos, y con una tarjeta mía la llevas a la señorita Felisa… ya sabes … y le dices que no puedo ir hoy por estar de media guardia. Te pasarás por la zapatería a ver si están ya las botas. En la calle de Sevilla compras un frasco de opoponax, media docena de cuellos del treinta y ocho, y llevas a componer el espadín, que se la ha caído la contera. A la patrona le dices que esta noche iré a comer una hora más temprano. Te llegas a casa del teniente Cosea y le preguntas si estarán para mañana los estados numéricos trimestrales que hay que enviar al subinspector, y cuanto hayas terminado me buscas para darme contestación. Y sabes que estaré en Forno, en el cuartel de la Montaña o en el Hipódromo; y como te equivoques en algo de lo que te encargo, te pego una patada que te reviento.


En 1895, Pablo Parellada, popular como ‘Melitón González’, prueba suerte con su primera obra para el teatro, el juguete cómico LOS ASISTENTES, que tuvo un gran éxito en su estreno en el Teatro Lara.  


Tres oficiales (FARINAS, RETAMERA, y SANTURGE) de sueldo escaso y bolsillos vacíos están arranchados en un piso de la guarnición de Madrid; antes de 1898.

Comparten dos soldados asistentes de su regimiento, PONS (catalán) y MARTÍNEZ (de Aragón), que no saben cocinar, y son muy simples.

 


Los oficiales invitarán esa mañana a almorzar en su vivienda a tres damas,  y dan instrucciones a los soldados asistentes para que confeccionen la comida; Martínez irá a la cocina, y Pons a los recados que recibe:

 

RETAMERA

Hay que disponer un almuerzo decoroso.

FARINAS

Y salir á recibirlas. ¡Martínez! ¡Pons! (Salen los asistentes.) Vais á disponer un almuerzo de día de gala para los cuatro de casa y tres señoras. (A Martínez.) Tú á la cocina, y veremos cómo te portas. (Vase Martínez. A Pons) Tú á comprar lo que haga falta.

RETAMERA

Llégate al Casino y al del mostrador le dices que te dé docena y media de platos y algunos cubiertos.

SANTURGE

Te pasas por la quinta de la Esperanza y tráete unos ramos de flores para la mesa.

FARINAS

Vas á casa del teniente García, ya sabes, en Chamberí; que si podrá cambiar la vigilancia conmigo.

RETAMERA

De paso vas á casa del sastre á ver si ha puesto los galones á mi guerrera.

SANTURGE

Dos botellas de Chateau Larrochefoucault.

FARINAS

Unas docenas de San uits.

RETAMERA

La lavandera á ver si trae la ropa.

SANTURGE

Una pastilla jabón Printemps

FARINAS

A la fotografía, á ver si están ya los retratos.

RETAMERA

Una cajetilla de emboquillados.

SANTURGE

Y los periódicos.

FARINAS

Y un frasco de tinta.

RETAMERA

Te enteras dónde vive un comandante de húsares alto, moreno con toda la barba, que va á Ontaneda todos los veranos; que te dé la Estrategia y la Balística.

SANTURGE

Y una prima para la guitarra.

FARINAS

Al vaciador que te dé mis navajas.

RETAMERA

Mis tarjetas.

SANTURGE

Mi reloj, que ya debe estar.

FARINAS

Y aquí de vuelta escapado

RETAMERA

Corriendo,

SANTURGE

Volando.

  





ASISTENTE

Soldado que estaba destinado al servicio personal de un general, jefe u oficial.

En el siglo XV y XVI los soldados pobres cuidaban las armas y asistían á los oficiales  y aun á los soldados nobles y ricos ; no era permitido este servicio, pero tampoco podía prohibirse puesto que

le practicaban en los momentos de descanso . Federico II de Prusia fué el primero que concedió esta gracia á sus oficiales, y aunque los asistentes prestaban juramento de fidelidad y cobraban el haber de soldado , pertenecían á un cuerpo especial, destinándose en número de nueve por compañía, pero con orden terminante de no encargarse del cuidado de los caballos .

En España no estaba permitido á los oficiales el tener soldados para su asistencia particular, mas no pudiendo luchar contra la costumbre, el rey Carlos IV los autorizó por Real Orden de 25 de Enero de 1801 .