Palabras de Manuel Azaña, Ministro de la Guerra, en sesión de las Cortes Españolas del día 27 de enero de 1.932
“Nos encontramos además, y esto es lo más serio, con la infranqueable rigidez de la Ley de Contabilidad y de la aplicación de los Presupuestos. Es absolutamente imposible que una fábrica en régimen de producción pueda atenerse al sistema actual de contabilidad del Estado; es absolutamente imposible. No se le puede pedir a un establecimiento que produce, que en 31 de diciembre cierre, en espera de que el Estado, cuando empiece a regir el nuevo Presupuesto, le libre los fondos, aunque es lo que tendrían que hacer las fábricas. El Presupuesto se aprueba en 31 de diciembre y, sin embargo, el 1 de enero las fábricas trabajan. ¿Con qué dinero? Legalmente, con ninguno, y esto obligaba a cosas que yo mismo he tenido que hacer, no me da rubor confesarlo, y es firmar aprobaciones de adquisición de material después de adquirido éste.
Esto lo ha hecho en el Ministerio de la Guerra todo el mundo, el señor Fanjul lo sabe, y cuando yo me encargué del Departamento y me pusieron a la firma un montón de Actas de adquisición de material y de primeras materias de la fábrica de Trubia, con el ardor del neófito me negué a firmar, y a los ocho días, si no hubiera rectificado, Trubia se habría cerrado, y además habríamos empapelado a una docena de personas absolutamente inocentes de toda culpabilidad. Y yo no tuve más remedio que sancionar a posteriori una cosa que era una ilegalidad”.